Cuando el “no” puede incluir al “si:” la esperanza y fe en Escocia

A veces, es difícil creer que hace solo tres meses fue el referéndum. Como las hojas doradas de otoño, las papeletas del voto son colectadas, amontonadas en lugares casí secretos de las autoridades, fondo de muchas teorías de conspiración de los que apoyaban el si.

 
Poco a poco, otros simbolos del 18 de septiembre se van. El líder independista escoses, Alex Salmond, renunció al próximo dia, aunque se quedó como ministro principal hasta noviembre, cuando la conferencia de su partido, el SNP, ha eligido a otro – su numero dos, Nicola Sturgeon.

 
En el mismo sentido, las pegatinas desaparecen de las farolas gradualmente, ya que son difícil de quitarlas. En los medios sociales, los que aumentaban a sus fotos un símbolo azul ‘si’ ahora tienen uno que dice ‘45’ en su lugar, significando el porcentaje afirmativo que han votado.

 
Al mismo tiempo, debe ser fácil – si se vive en Londres, u otras partes del reino unido – creer que la pregunta escosesa tiene una respuesta final. El circo de los medios metropolitanes ha salido. Nuevos temas – la guerra en Irak, el Ebola, el auge popular en el sur para UKIP, el partido contra el EU y los migrantes, dominan ahora las noticias. Con reportajes de las conferencias de los grandes partidos británicos, el arte antiguo de “adivinar el futuro” sobre la elección para Westminster, mayo 2015, ha empezado. Si alguien menciona Escocia, es para vincular los éxitos de UKIP con el referéndum como ejemplos de la perdida de credibilidad de los políticos ‘traditionales.’

 
Nada más que eso. Escocia está en las noticias del ayer: olvidado, eliminado del panorama de Londres. Pero en Edimburgo, la pregunta persiste: ¿ y ahora, que?

 
La ultima semana de la campaňa fue dramática, gracias a un sondeo de YouGov que indicaba, por primera vez, en ventaja (51% frente a 49%) el voto a favor de la independencia. Pudo exagerar el efecto de este sondeo, pero no mucho. Con la mirada del mundo sobre el reino unido, hubo un sentido de pánico entre los políticos británicos. El ministro del Tesoro del gobierno conservador, George Osborne, ofreció mas poderes al parlamento Escoses si ganaría el voto no – aunque, como comentaba el periódico madrileño, El Pais, ‘significativamente, de forma genérica, sin ningun detalle.’

 
Este sentido de pánico parecía compartido por los laboristas, cuando su líder, Ed Miliband, previó guardias a la frontera (¿ y porque no seria guardias fronterizos, como en las fronteras de Francia y Alemania, o Espaňa y Portugal?)

 
En la ultima semana, la temperatura crecia, cada dia. Los tres lideres de los partidos británicos – Cameron, Clegg, y Miliband – juraron que darían mas poderes a Holyrood (pero todavía sin detalles). Una centena de diputados del partido Labor llegaron a Glasgow para persuadir al pueblo (esta ciudad siendo una de las pocas regiones que votó si el 18 de septiembre). La libra bajó contra el euro y el dólar; el valor de companias escocesas redujo al mismo tiempo. Hubo amenazas de una nueva crisis económica, para todo el reino unido.

 
En los ultimos días, para mí lo más sorprendente y, al mismo tiempo lo más significante, fue la intervención del ex-primer ministro, Gordon Brown. Se podría decir que opinaba un poco más que los otros políticos de Londres: hay grandes riesgos en la independencia; si el voto es no, va a ser mas ‘devolucion,’ mas poderes para el parlamento en Edimburgo. Pero la manera de sus dichos y la reputación del locutor, comparado con Cameron, Clegg, Miliband, y Alastair Darling, el supuesto ‘lider’ de la campaňa ‘no,’ significaba mucho.

 
La reputación de Brown – como su carácter – es mucho mas compleja, dependiendo de que parte del país viene.
En Inglaterra, Gales, o Irlanda del Norte, por ejemplo, Brown es reconocido como el primer ministro que no podía hacer nada contra la crisis económica mundial del 2008 – 9; vencido por los conservadores en la elección de 2010, renunció como líder del partido laborista y, para los periodistas de Londres, es un hombre del ayer, sin puesto en su partido, casí olvidado en el mundo nuevo de Cameron, Clegg, Miliband, y Nigel Farage (de UKIP).

 
En Escocia, es reconocido como hombre con defectos; pero también como hombre de convicciones, un apasionado, que sucedió al liderazgo solo cuando lo decidió Tony Blair que quería pasar el baton – al mismo momento que apareció la crisis. Pero, por sobre todo, es reconocido como un hombre escoses.

 
Hay una palabra en ingles, un adjectivo, que usaron los periodistas frecuentemente cuando se hablaba de Brown: ‘dour.’ No es una palabra exclusivamente escosesa, pero es un adjectivo conectado al carácter escoses. Puede traducirlo como adusto, austero, o terco, pero también lleva sentidos de ‘duro,’ de ‘serio,’ también. Los Finlandeses tienen una palabra poco similar: ‘sisu’ – determinación, especialmente si no hay esperanza. Según muchos escoseses, Brown tenia cualidades que no tenia su amigo/enemigo Blair. Tiene, en otras palabras, cualidades típicamente escocesas.

 
Por esa razón, muchos del pueblo escoses confiaron en Gordon Brown, en los últimos días de la campaňa, especialmente cuando sus dichos parecían venir de una posición tan apasionada. Muchos de los votantes – incluso los indecisos – tenían fe en sus promesas, mucho más del conservador, Cameron, por ejemplo, que lloraba públicamente cuando hablaba de la amenaza de la separación (las lagrimas de cocodrilo, para muchos escoseses).

 
Volvemos a la pregunta. ¿Y ahora, que? Claro que el referéndum esta acabado, con un resultado de 55% frente a 45%. Un concejal laborista me ha dicho recientemente: ‘Han olvidado el ‘45’ que hay un ’55.’ Sonreí pero no respondí: no es correcto para los oficiales opinar sobre muchas cosas, pero podría decir a este comentario: “si, pero sería bueno no olvidar el ‘45’ casi igualmente.”

 
El circo se ha ido. Las papeletas del voto son enterradas, pero la pregunta vive. En noviembre, los partidos británicos anunciaron un acuerdo global de poderes nuevos para Edimburgo. Gordon Brown anunció que va a jubilarse, satisfecho que las promesas de la semana antes del referéndum serán cumplidas.

 
Pero, de momento, parece que el pueblo escoses no tiene fe. Según un sondeo reciente de YouGov, el SNP va a ganar la gran mayoria de asientos en Westminster, en mayo 2015. El número de miembros del partido nationalista ha aumentado mucho desde el referéndum.

 
Parece que los que perdieron en septiembre van a ganar ahora. Parece también que los escoseses van a volver a creer.

 

 

Muchas gracias a mi profesora de español, Ana, para toda su paciencia y ayuda.

 

 

 

 

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